Cara de perro (Primer Trimestre)
El cambio hormonal que siento es demasiado fuerte. A veces sólo quiero llorar y salir corriendo como una niña despavorida.
He leído hasta el cansancio sobre los cambios hormonales y sin embargo, vivirlo es eso, vivirlo. Aceptarlo. Tratar de que no sea más fuerte que yo.
En las mañanas me levanto de muy mal humor y no entiendo por qué. Duermo bien, hago lo que quiero, pero es así, simplemente las hormonas actúan y la química de nuestro cuerpo pareciera comandar.
Por dicha los seres humanos podemos reflexionar y reaccionar; sobre todo podemos transformar, como dice mi maestro budista "transformar el veneno en medicina". Así, cuando siento que soy intolerante sin razón aparente, trato de respirar y alejarme un poco de las personas que estás cerca de mí para no afectarlas. Respiro hondo, me distraigo con alguna maravilla de la naturaleza: una hormiga, una flor, el cielo simplemente, y sus nubes, son una obra maestra para deleitarse cuando se está ofuscado.
A veces siento que tengo hambre, sueño y calor al mismo tiempo. Tengo hambre y ganas de cocinar entonces no puedo pensar en qué hacer primero (aunque es obvio que cocinar primero para luego comer) o a veces simplemente quiero cosas imposibles y me encapricho sin razón, pero me dura poco. Por ejemplo una torre de Nutella para lamerla y cosas así...
Sí, a veces, no me soporto, pero ahí es cuando pienso en que voy a ser madre y lloro de emoción y siento que la vida es tan maravillosa que no es para menos el trabajo que está haciendo mi cuerpo y entonces, claramente, hay un coctel de hormonas dentro de mí generando una vida. Paciencia. Gratitud. Sabiduría. Humildad. Benevolencia. Y así... me voy calmando.