Ser mamá en este momento que nos toca vivir y en este lugar
La maternidad es algo a lo que estamos acostumbrados a ver con ojos críticos. Según el contexto del país, según la madre, según el padre, según la casa donde viven, según la creencia, la fe, la ideología, y así, sigue la cantidad de prejuicios. Muchas veces pensamos ¿lo habrán querido?, ¿pero si no tiene trabajo?, ¿otro?, ¿qué rápido?...
Recuerdo que cuando tomé la decisión de quedar embarazada, fue eso: una decisión. Claro, primero me casé, pero me casé no porque fuera necesario para tener bebés, o porque hay pasos previos que realizar antes de ser madre, o porque tuviéramos años de noviazgo y familias protocolares. Vale decir que yo he sido una fiel defensora del concubinato, pero simplemente encontré al hombre que me habló de una forma tan particular que no pude resistirme a firmar cualquier papel para construir una vida juntos. ¿Qué fue lo que me dijo? pues, que quería, sin rodeos, hacer una vida con una mujer, casarse y tener hijos. Yo realmente siempre he querido muchas cosas: una casa, estudiar, viajar, un perro, una cocina industrial, un gato, una hija, un hijo, gemelos, hermanos, una bicicleta, pero tomar decisiones es algo que me encanta hacer. Y así, tomamos la decisión de hacer la vida que soñamos siendo nosotros mismos. Nuestra boda fue estupenda y muy "nuestra". Lo hicimos por nosotros y sin seguir muchos esquemas sociales que muchas veces arruinan la esencia.
Tomar decisiones es de las cosas más difíciles, sobre todo cuando eres una mujer independiente y profesional, pero no creo que haya sido solamente mi reloj biológico, más que nada fue mi instinto, mi confianza en que la vida puede ser genial y uno es quien puede hacerla genial. Asumir la responsabilidad total de la vida es un gran reto, pero la satisfacción que queda cuando se ha tomado la decisión con completa convicción, es indescriptible.
Tomamos la decisión de ser felices juntos y de hacer una familia juntos y así, quedé embarazada.
Muchas personas me decían que era rápido y yo me preguntaba: "¿rápido para qué?, ¿rápido para quién?" la que vive esta vida soy yo y los tiempos los he escogido yo.
Si no tienes hijos te critican, si los tienes también y si los tienes a ciertas edades también... en fin, la crítica siempre estará. Lo importante es sobrepasar con amor y armonía el mainstream social y vivir la vida como la queremos vivir.
Claramente no todas las mujeres pueden vivir su maternidad con plena consciencia. Existen altos índices de embarazos precoces, y un alto nivel de "descuido" en cuanto a la maternidad y el desarrollo de las familias en la actualidad.
Considero crucial que las mujeres que tenemos la dicha de estar embarazas aquí y ahora, podamos alimentar la red de amor que brota de nosotras. Las mujeres son impresionantes motores de cambio y fortaleza. Esa fuerza de las madres debe ser celebrada por todos sin importar el cómo o el por qué. Y no podemos dejar de lado a aquellas mujeres que también han tomado la decisión de no ser madres. Es un asunto de respeto por las decisiones. Aquellas mujeres que no pueden ser madres por alguna u otra razón, también deben ser respetadas y que el estigma social de que una mujer es victoriosa cuando es madre, se refiere, realmente, a un victoria muy personal según el sistema de creencias que tenga cada persona. Mi sistema de creencias es budista de la SGI y esto me ha permitido comprender que cada vida es una joya en la forma que existe. No hay molde para cada vida, sólo hay que pulirla y hacerla brillar en sí misma.
Por esto, cual sea el contexto que nos toca enfrentar en el momento que estamos embarazadas es parte de nuestra misión de vida. Existen casos de casos para cada embarazo, para cada futura madre, para cada bebé que nace en tal o cual contexto, pero lo más importante es que seamos agentes de cambio y que nuestro embarazo sea plenamente consciente. Consciente no quiere decir que se busque en un determinado momento y resulte, no siempre ocurre así; significa que al momento de estar embarazadas, asumamos con responsabilidad la nueva vida que se gesta y podamos romper el círculo kármico de dolor, sufrimiento y violencia que muchas veces se generan en el seno de muchas familias en el mundo.
He escuchado infinidad de veces "el niño no tiene la culpa", sin embargo, el niño es parte de la responsabilidad que se asume y por ende debemos procurarle un nivel de consciencia sobre su propia vida para que pueda ser capaz de amar conscientemente y transformar su vida en vez de reproducir las cadenas de ignorancia que generan sufrimiento, desconfianza y un desaprovechamiento de la vida.